viernes, 15 de diciembre de 2006

Hablemos de ciudadanos

Muchas conjeturas se han expuesto sobre el perfil del ciudadano. Que si es uno. Que si posee tales o cuales capacidades. Que si nace armado de potencialidades que permitirán lucirse como tal. Sin embargo, pudiera decirse que el ciudadano es esa persona con la naturaleza que la educación le brinda.
Un ciudadano no es un improvisado. Tampoco es el temerario aventurero, aunque pudiera estar cerca de lo que implica pues su tarea requiere del factor que le imprime el conocimiento de la vida. Entonces, ¿quién es un ciudadano?
Un ciudadano es aquel individuo que posee la capacidad para asumir lo que otro no es capaz de hacer. Y fundamentalmente, de advertir por cuanto debe ver más allá de lo que las situaciones le permiten en un momento y espacio de normal comportamiento. Su fortaleza la constituye su capacidad de entender al otro en condiciones diferentes a la suya.
No obstante, las circunstancias deben prodigar razones y acciones que han de caracterizar la situación en la cual esa persona ha de demostrar su sensibilidad y virtudes. De manera pues que se puede ser buen ciudadano sin esfuerzos titánicos.

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